Vil caudillo
- EL ÁGORA DE LOS CONTESTATARIOS
- 20 jun 2020
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 27 jun 2020
Autor: Julián Desálazar
Hombre que te elevas, como numen sobre pueblos despóticos, por la gracia que enaltece tu silueta y que con valía pavoneas sobre los capullos venidos en penuria.
Boicoteas con un caudal de hormigas, provistas de alabardas; y como adalid fundas tu poderío, y a la mansa horda asiduamente acallas.
Desfilas por la turba encadenada al adagio que pronuncias frente a quienes absortos te endiosan, loando la sangre que mana.
Con displicencia sobre la atalaya observas a la peste que te honra, obnubilados por la pedantería con que a los sublevados asesinas.
Y al pardillo rendido, burlas por jumentos zafios; mientras los febriles pordioseros, despojos de tu ultraje reclaman.
Eres hombre, casta impía, y por brechas malsanas conduces a los serviles adoquines quienes imitan los mismos pasos.
Proclamas con vigor el albedrío para encandilar la razón del populacho ensordecido; incauto ante las promesas, artificio, de Autólico, filántropo conocido por bonachón de presto abrigo.
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