Vivir en la niebla
- EL ÁGORA DE LOS CONTESTATARIOS
- 3 ago 2020
- 1 Min. de lectura
Autor: Leviatán
El acto de vivir, cargado de temor, es un impetuoso grito de valentía que se escapa del alma, pasa por el cuerpo, atraviesa el viento y se pierde en la sombra de un nuevo día.
Pero gritar no es fácil donde falta el aliento. En la tierra de unos se inhala vacío porque allí hasta el viento que respiras tiene dueño.
Nadie pretende ser porque son otros quienes se encargan de serlo; el será no tiene cabida en el imperio del por qué, porque nadie ha sido nunca y nunca nada fue.
La avaricia, ambivalente condición, desconoce de ambición cuando su deseo es necesidad disfrazada. Para sobrevivir los avaros pobres mutaron pericia, nacieron sin voz, perdieron sus alas.
En esta casa de locos nada asombra; de la desgracia se ríe, por la fortuna se llora, y se camina en la falta de existencia, porque ni siquiera el ayer se añora.
Aquello único que estriba la razón es la pueril vergüenza que a los desgraciados inspira extraviarse en la niebla espesa, en ella asechan monstruos de
alcurnia perfecta, herederos del dominio de la miseria ajena; portan lo más hermosos vestidos de seda, sonrisas amables y un insaciable apetito de abismo.
Vivir es fortuna donde la vida misma se desploma; es una proeza exaltada en la prosa.

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